Adrián Navarro
Por Jéssica Fainsod
SALTO A LA FAMA POR SU PROTAGONICO DEL FILME AY JUANCITO, DE HECTOR OLIVERA Y POR SU PAPEL EN LA TELENOVELA MONTECRISTO (2006). DOS AÑOS DESPUES FUE EL MALO DE VIDAS ROBADAS. HOY ES EL GALAN DE SECRETOS DE AMOR JUNTO A SOLEDAD SILVEYRA.
Es un muchacho de barrio. Tiene 40 años, nació en La Matanza y vive en el barrio de Constitución. Va de compras a los supermercados de la zona y a comer a las cantinas del sur de la Capital. Tiene dos hijos, Facundo de 9 y Violeta, de 5 años que van a la escuela pública. Fuma un cigarrillo atrás del otro y se disculpa conque hace poco adquirió el hábito. Llega al bar de traje y corbata. Está vestido de Manuel, el galán que compite con Arturo Puig por Soledad Silveyra en la telenovela Secretos de amor de Telefé.
Durante los fines de semana actuá en la obra de teatro Por tu padre, con Federico Luppi, en el interior.
¿Cómo es en la vida cotidiana?
Soy un ciruja. Suelo vestirme con jogging y zapatillas. Puedo salir hecho un cachivache. Soy muy extremista: escucho jazz como también escucho heavy metal. El vértigo me seduce.
¿Qué le produce vértigo?
Puedo tirarme de un paracaídas y más tarde hacer meditación.
¿A qué se dedica su mujer?
Florencia es diseñadora de arte. Hace 14 años que estamos juntos, pero me pidió que no la nombre más en las notas por favor. Igual que mi hijo Facundo.
¿Cómo vive la exposición?
Yo bien, pero me preocupan mis hijos. Porque la gente fantasea con que quienes trabajan en la tele son millonarios.
¿Qué le ocurre cuando anda por la calle?
Cuando estoy solo se acercan, me quieren tocar, me preguntan cosas. Se me ponen a hablar, a copntrame de sus vidas.
¿Qué le gritan las mujeres?
Y... de todo. Me han dicho barbaridades, yendo con mi familia inclusive. El frente de mi casa lo tuve que pintar tres veces porque me escribieron barbaridades. Los chicos huyen. Violeta si percibe que viene alguien me agarra de la mano y me dice: ahí vienen, vamos vamos y corremos juntos. Es un juego que me divierte. Violeta tiene menos rechazo, porque nació con el papá famoso. Facundo no. Ahora el papá sale en todos lados, le preguntan en el colegio y llega un punto que dice: qué te importa.
¿Lleva a sus hijos a la escuela?
Todas las veces que puedo. También voy a las reuniones de padres.
¿A qué edad empezó a estudiar teatro?
A los 14 años. Iba los martes y jueves, de 20 a 23 hasta Palermo. Mi papá era en ese entonces chofer de larga distancia. A veces me llevaba él y otras iba sólo. Volvía a mi casa a la una de la mañana. Ahora mi papá es taxista y mi mamá es ama de casa. Mi viejo suele trabajar en Ezeiza y muchas veces lleva a actores y les cuenta de mi. El dice que se le hincha el pecho al verme actuar.
¿Por qué eligió la actuación?
Me divertía jugar. Lo primero que le dije a mi primer maestro fue que quería ser un galán de telenovela. Y me acuerdo que para demostrárselo me puse a caminar de un lado a otro con las manos en los bolsillos y sonreír. Pero el objetivo fue cambiando. Ahora sólo quiero actuar.
¿Siempre trabajó de actor o tuvo otros trabajos?
Hice de todo. Fui vendedor ambulante, vendía ositos de peluche en la calle, aparatitos para los mosquitos. Golpeaba las manos en una esquina de Laferrere y los ofrecía. Trabajé en una compañía de seguros, pero no soportaba trabajar en una oficina. Me sentía enjaulado. Saqué fotos en el Parque Centenario. También fui remisero. Aunque faltaba bastante porque me presentaba a los castings y mi viejo se enojaba: me decía que deje de hacer esas pavadas y me vaya a laburar. Hace poco se acercó y me felicitó por mi perseverancia.
¿Era para solventar sus clases de actuación?
No, era para ganar el mango. Para ayudar a mis padres a solventar los gastos.
¿Cuándo ganó su primer dinero con la profesión?
En el 2001 en España, haciendo una obra de teatro que se llamaba La Pecera , con el grupo Los no perecederos . Esa fue la primera vez que gané plata y cuando volví, a los pocos meses, no lo podía creer. Acá estaba la crisis y yo tenía euros en los bolsillos. Antes de irme estaba trabajando de mozo en un restaurante de Palermo. Tenía 31 años. Me acuerdo que salió la posibilidad de la gira a Europa y renuncié. Acababa de nacer mi primer hijo. Mi suegra me dio plata para el pasaje y no tenía ni un centavo más. Me fui solo, sin Florencia ni mi hijito, a probarsuerte. Acá hacía algún que otro bolo en la tele, pero estaba frustrado con la profesión. Con mi mujer teníamos la idea de irnos a vivir a España.
¿Y por qué no se concretó?
Tenía que empezar de nuevo. Acá ya tenía algún camino recorrido. Además, el director de cine Héctor Olivera me había convocado para un casting para la película Ay, Juancito , donde tenía que hacer de Juan Duarte, el hermano de Evita. Era un gran desafío para mí. Y estaba seguro de que podía hacerlo. Ahí empecé a cumplir mi gran deseo: el de ser actor y vivir de eso.
¿Hace análisis?
Sí. Hace mucho. Para poder encontrarme. Así aprendí que para ganar hay que aprender a perder. Hay que saber despojarse. De lo contrario, uno no avanza. Es imposible tener todo. Tomar decisiones y elegir es algo difícil.
¿De qué se despojó?
Y de muchas cosas. Aprendí a dejar que el tiempo corra y estar diez horas por día acá adentro, grabando.
¿Y no se siente encerrado, como en una oficina?
No, para nada. Este es un juego delirante donde siento que pertenezco.