Es el nuevo galán de las telenovelas de la tarde, gracias a su participación en Secretos de amor, junto a Soledad Silveyra. Se crió en Laferrère, estuvo
al borde de la muerte y se recuperó, gracias a su mente positiva y al amor
de su esposa. Un hombre seguro y con mucha determinación.“Estoy muy contento con las cosas que tengo para hacer este año. Además, planeo estrenar dos películas durante 2010: La patria equivocada de Carlos Galletini y El Derrotado de Javier Torre”-cuenta y agrega-. “Me resulta simpático que me digan galán, aunque no me siento uno típico. Soy sólo un actor que le toca jugar este rol. Me divierte”.
-¿Sos de mirar novelas?-No mucho. Cuando tengo un rato libre me gusta hacer otras cosas. De chico miraba mucha tele, era adicto. Creo que eso me agotó. De más grande descubrí la lectura y la observación del cielo, que me permitieron desarrollar mucho más la imaginación.
-¿Te gusta la astronomía?-No es por eso. Es que soy muy romántico. Me cuelgo mirando las estrellas, la Luna y el cielo azul o el gris tratando de descubrir ahí algunas figuras.
-¿Fue mirando el cielo o la televisión que decidiste convertirte en actor?-(Risas) Mirando la tele a los 13 años. Empecé a soñar con que algún día iba a tener mi lugar en la actuación. Desde entonces, fui detrás de ese sueño, hasta que un día lo alcancé.
-¿Antes de qué trabajabas?-Hice de todo. Fui mozo, repartí volantes, manejé un taxi y cuando la conocí a mi mujer, Florencia, hace 13 años, su padre me ofreció un trabajo muy importante con un buen sueldo, pero lo rechacé porque apenas apareciera un casting iba a ir a probar suerte. Me propuse seguir en la búsqueda hasta los 35. Si a esa edad no lo lograba me dedicaba a otra cosa.
-¿Barajaste otras opciones?-No, estaba convencido de que iba a conseguirlo. Yo siempre soy muy positivo y optimista. Hace doce años me hicieron una operación de columna y hubo mala praxis. Estuve muy mal durante un año y medio, con serios problemas motrices, en silla de ruedas y fui recuperándome de a poco. Fue grave, pero como soy muy perseverante salí adelante. Estoy convencido de que lo que me pasó me hizo más fuerte. Ahí terminé de convencerme de que sólo quería trabajar de actor.
-¿Tuviste miedo de morir?-Claro. Se me cruzó mucho por la cabeza. De hecho estuve en coma farmacológico y tuve mucho miedo. Ahora ya no pienso en eso y casi no me quedaron secuelas, salvo algunas cositas, pero creo que tienen más que ver con que estoy viejo que con otra cosa (risas).
-Cambiando un poco de tema, en la obra que protagonizás con Federico Luppi, se trata la relación padre e hijo, ¿qué reflexiones te despertó?
-Como papá de Violeta (5) y de Facundo (9) me hizo pensar mucho, porque las generaciones fueron cambiando. Hoy a los chicos se los educa con otra libertad, donde lo que piensan y dicen es muy importante. Me gusta saber cuáles son sus problemas, por más insignificantes que nos parezcan a los adultos. Los tengo muy en cuenta, hablan mucho conmigo, con la madre y tienen una relación diferente a la que nosotros mantenemos con nuestros padres.
-Por último, ¿esperás recibir algún planteo por parte de tu mujer al interpretar el rol de galán?
-Estoy felizmente casado, y ella nunca me hizo una escena de celos. Nunca nos pasó a ninguno de los dos. Tenemos una relación muy libre, madura y cada uno sabe lo que debe y quiere hacer. Entre nosotros hay mucho respeto. Incluso, a veces me ha criticado por considerar frías determinadas escenas con una mujer. ‘Faltó amor’, me dijo una vez.
-¿Te hubiera gustado que te celara un poco?-No, es hermosa así tal cual es. No me la puedo imaginar de otra manera. Me enamoré de ella así, tal como la conocí. No la cambiaría por nada.
Texto: Luján Araujo
Producción: Federico Laboureau
Fotos: Juan Ferrari
Agradecimiento: Airborn (VESTUARIO) y Hotel Prodeo (LOCACIÓN).
*Fuente: http://www.revista-luz.com.ar/ed_0277/nota3.php