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Adrian Navarro paso de sorprender como revelación en el papel de Juan Duarte en el cine (Ay, Juancito) a encarnar a un hijo de desaparecidos en Montecristo, y este año pego un salto interpretativo poniéndose en la piel de uno de los villanos de Vidas Robadas, la tira de telefe. Mientras espera el estreno de que parezca un accidente, film que protagonizo con Federico Luppi y Carmen Maura, proyecta protagonizar una película sobre un guion que coescribió con Marcelo Figueras y repasa el camino recorrido. Su visión del éxito y la popularidad, su elogio del riesgo y la falta de prejuicios al actuar, su pasión desde los 14 años.

Salir a la calle con Adrián Navarro ya no es lo mismo que hace un par de años, cuando empezábamos a cruzarnos en Festivales de cine. Desde hace un tiempo en cualquier esquina lo piropean y lo saludan; si caminamos una cuadra mas, hacia la avenida, no faltara quien lo apunte con un celular para sacarle fotos, y hace solo 1 mes, frente a una ovación de cientos de mujeres durante la presentación del capitulo final de Vidas Robadas- la novela que protagonizó en Telefe- , el tipo logro opacar al galán de turno, nada menos que Facundo Arana.
Galán de novela, estrella elegida en un mundo de fantasía, Adrián Navarro se volvió popular, y eso-respaldado por el salto interpretativo que ha dado y sus ganas de divertirse-es una muy buena noticia. Talvez por eso sonríe ahora, o se muestra sorprendido, a cada rato.
Si algo hace Adrián Navarro esta mañana-bar de barrio en el sur de la Cuidad, café con leche con medialunas y toda la mañana por delante para conversar-es decir que esta sorprendido.

Contento y satisfecho por el camino recorrido.
Por eso para comenzar esta entrevista, el actor cuenta que cuando ahora le palmean la espalda y le dicen “Que sigan los éxitos”, él piensa “Que siga el trabajo”. Y mientras puede sigue jugando aferrado a una necesidad de expresarse que descubrió en la infancia y lo llevo a anotarse a los 14 años a un taller de actores con Horacio Ranieri al que le siguieron otros con Beatriz Matar y Agustín Arezzo.
Para decirlo todo y hacerlo reír otra vez con el recuerdo de un titulo de revista de espectáculos en el que decía “de chico soñaba con ser galán”, aunque hayan sacado su frase fuera de contexto, él mismo admitirá que cuando empezó a estudiar Teatro, la idea de convertirse en galán era una fantasía bien concreta. Por ese chico creció, se enamoro de una mujer que lo acompaña desde hace diez años, formo una familia y, en el camino hacia la continuidad laboral como actor, subió unos cuantos escalones; recorrió pasillos, tocó puertas, tembló al actuar-como confiesa de repente y cuando el cine le abrió por fin las puertas con su recordado protagónico como Juan Duarte el hermano de Eva Perón en, Ay Juancito! (2003 Héctor Olivera), ya no se detuvo más.
Este año, luego de aparecer en una decena de películas, también se dio el gusto de filmar con Federico Luppi y Carmen Maura en una ciudad de playa de España, con la dirección de Gerardo Herrero.

Y entonces, ¿como te sentís con esto que te ha ido pasando?
Estoy contento, y no dejo de sorprenderme.
Hace solo cinco años que vivo plenamente de la profesión y no quiero hacer otra cosa.
Quiero dedicarle todo el tiempo a esto. Cuando no estoy trabajando, sigo estudiando o investigo: veo cine o teatro, escribo, estudio algunos comportamientos. Mi trabajo es un juego. Ir a trabajar o hacer una escena puede ser tan fantástico como ir al cine a las nueve de la noche o sentarme a leer un libro a las tres de la tarde.

¿Por qué dijiste en un momento que al comienzo, cuando actuabas, alguna vez te ponías a temblar?
Buenos cuando hice mis primeros bolos me pasaba. Y cuando empecé también pensaba: ¿qué tengo que decir? ¿Cómo tengo que actuar? ¿Cómo tengo que presentarme? Con el tiempo, pude relajarme y empecé a pasarla bien. En las notas, por ejemplo, soy más espontáneo. Vos venís a hablar conmigo, no con un personaje.
Cuando preparo un personaje, armo una línea de pensamiento y no sabes cómo me divierte ese juego ese esquizofrénico de meterme a pensar de otra manera. Si hago un asesino como Dante, mi personaje en Vidas Robadas, tengo que entrar en un juego perverso que puede ser muy atractivo.

¿Cómo llegaste a ganar seguridad o confianza?
Seguridad, lo que se dice seguridad, no tengo (se ríe). Pero hoy puedo decir lo que ves, es lo que soy, que esto es lo que hago. Hoy me siento cada vez más cerca de los lugares a los que quiero ir. En el camino, seguramente, tenga que hacer algún zinzagueo, pero sé donde está mi objetivo. ¿Qué busco? Trabajar, tener una buena vida: trabajar de lo que me gusta, estar bien con mi familia, tener hijos que tengo, conservar mis viejos amigos, viajar…

¿Y “los sueños de ser galán”?
Bueno, esa frase estaba un poco sacada de contexto, me resultó muy gracioso. Yo pude haber terminado siendo una especie de galán (se ríe), pero no soy el típico galán. Yo no soy un personaje como el típico galán. Hay tipos que los ves y decís: “Este es un típico galán”. Yo no me veo ni me siento así. Con esta novela (Vidas…) ahora apareció una euforia, una cosa femenina, y no sólo femenina, sino también muy masculina…Pero no sé. Con este personaje aparecieron cosas que también dan un poco de miedo porque ¿a quien aplaudían el otro día? Dante era un asesino, un perverso, un asesino, un violador Me preocupo un poco que aplaudan a un personaje nefasto.

El personaje era asesino y perverso, pero tenía su vulnerabilidad…
Los malos de la historia, llegaron a ser más populares que muchos buenos.
Si, pero Dante igual era un ser despreciable. Si un perro ataca una vez, ya no podes confiar.
Dante era un animal que había atacado una vez y había defendido otras, pero podía volver a atacar en cualquier momento.

¿A qué te referís con euforia masculina? ¿Y las chicas? ¿Cómo es salir a la calle, o pararte frente a ese teatro lleno el día del capitulo final, y que te griten todo tipo de cosas o que pongan tanta expectativa en vos?
Es raro porque la gente espera. Y si hay algo que aprendí en mi vida es a no esperar nada del otro. Si quiero algo, lo pido. A veces siento que la gente espera algo de uno. A lo mejor estoy con mis hijos en la calle, voy caminando, y alguna persona se acerca y me pide una foto. Para sacar una foto, tenés que parar, sacar a tus niños, sacarte la foto; la gente se te pone a hablar y no puede ver que estás con dos chicos. En ese caso yo prefiero que sea en otro momento. Lo de la foto es extraño. La gente quiere la foto, y no hay nada mejor que el momento vivido; la foto no sirve para nada.
Yo nunca me saque una foto, este año estuve trabajando con Federico Luppi, un tipo que admiro mucho, y no me saque ninguna foto.
Yo quería compartir momentos con él. Trabaje con Norma Aleandro, con Jorge Marrale, con Carmen Maura, y lo que me quedaron fueron momentos compartidos, haber podido mirarlos a los ojos, que me dieran una cosa o nada. Algo chiquito como “que te vaya bien”. O un consejo dado a tiempo.

También te escuche decir alguna vez citar a Mafiesto cuando decía “Sólo soy un actor”…
Si, me siento identificado con esa frase porque en un punto es eso. ¿Qué puedo darles yo, fuera de lo que doy? Lo que doy es lo que ven.
Soy un bufón que les cuenta un cuento, y es maravilloso poder estar dentro de ese cuento.
Cuando termina la escena no te voy a decir que deja de ser maravilloso, pero me quiero maravillar con otras cosas, con las reacciones y actitudes de mis hijos, con los ratos que comparto con mis amigos cuando salimos.
Quiero reírme, no estar cuidando la forma o la postura. Por eso digo que no me considero un galán. Un galán debe cuidar su forma.

Y este fenómeno, el éxito de las chicas, ¿no te levanta la autoestima? ¿Qué haces con toda esa energía después de que te ovacionan o te gritan más que al protagonista de la novela?
Eso es un juego y me encanta. El otro día cuando Salí del teatro, era una ovación, no me esperaba algo semejante. Una cosa es ver que alguna persona te saluda por la calle y otra es escuchar todo un coro, un montón de gente gritando. Es algo tremendo. Me quedé impresionado de la reacción de la gente, de las chicas jovencitas. Yo antes tenía un target de seguidoras (se ríe), y creo que eran de mi generación para arriba, pero ahora las adolescentes chiquitas, las nenas me gritan.
Voy al colegio de mi hijo y las chicas de 12 o 13 años también gritan algo. Eso me enternece y a la vez marco una distancia entre la niña y yo, porque no es lo mismo una mujer que una niña. A una niña le pasan cosas de niña y se enamora de un señor casado, de barba y pelo blanco, pero es una niña.

¿Tu mujer y los chicos también te hacen devoluciones?
Bueno, mi hijo tiene 8 y no vio la novela, se fue enterando de lo que pasaba porque le contaban en el colegio, y un día me empezó a decir: “Papi, los chicos en el colegio, dicen que sos un asesino”. Le explique que no era yo, sino Dante. Y empecé a mostrarle algunas cosas.
Después vio el final y ese día fue lindo porque sentí que estaba grande que podía entender mejor, que pudo separar. Hasta entonces, yo no quería que viera la novela porque no era una historia para que vean los chicos. Para mi hija de 3 años, todo es más natural, porque nació con un papá que trabaja como actor.
A veces es gracioso porque conoce a mis compañeros de trabajo y frente a la tele de repente dice: “ella es mi amiga” o “Mirá, ella me vio hoy a mí”.

¿y tu mujer?
En casa no se habla mucho de mí. En casa se habla de las cosas de la casa. Me acuerdo que hace unos años, cuando llegue a mi casa, me senté en la cocina y pregunte: “Que vamos a comer?”. Yo ya había filmado Ay, Juancito, y mi mujer estaba haciendo mil cosas a la vez, estaba con Facundo, preparaba la comida, a la vez escribía algo para el trabajo, subía, bajaba. Y me contesto: “No sé qué vas a preparar vos”. Yo le dije que veía que estaba cocinando, pero entonces me dijo: “Mira Adrián, si pretender que cada vez que entres en casa yo te aplauda, te equivocaste de lugar”. Y tenía razón. Yo también tenía que ponerme a hacer las cosas de la casa. En mi vida personal, tengo una compañera que me banca; le encanta lo que hago, disfruta del momento. Y como esta tan segura de lo que hace y de lo que es, esta relajada, puede disfrutar de que me griten a la salida de un teatro o lo que sea.

Antes de trabajar como actor hiciste todo tipo de trabajos ¿no?Sí, hice de todo. Yo he ido adquiriendo las cosas con mucho trabajo. La gente a lo mejor piensa: “Mira lo bien que le va a este de golpe”, de golpes que recibí (se ríe). Esto no fue de un día para el otro. Antes de hacer Ay, Juancito, cuando tenía 34, le dije a mi mujer que si no lograba una estabilidad laboral cuando cumpliera 35, me iba a dedicar a otra cosa…. A los tres meses estaba filmando la película, y mi vida cambio rotundamente. Recuerdo que cuando iba al casting, internamente sabía que ese personaje iba a ser para mí. No lo digo desde la soberbia, sino desde el sentimiento. Había leído mucho, había hablado mucho, había visto sus fotografías y de alguna manera me sentía ese personaje.

Antes hablabas de Luppi y de Carmen Maura. ¿Cómo fue la experiencia de rodar en España?
Yo ya venía haciendo películas acá, pero en Europa se trabaja de otra manera. Desde la recepción en adelante, todo es distinto. Trabajar con Luppi fue increíble porque él es un actor al cual vi durante muchos años de mi vida, igual que a Carmen Maura. En la primera escena que hicimos, yo la iba a visitar a su departamento para ofrecerle mis servicios, y hasta ese momento no la conocía. Me acuerdo que le dije: “Hola”, y ya estábamos ahí…
Es fuerte enfrentarse con estos personajes que te hicieron reír y emocionar tanto. Y fue interesante porque mi personaje era uno de esos totalmente para afuera, un opa, un tipo que piensa raro. Poder mirar a Carmen Maura a los ojos y divertirnos juntos fue increíble.

¿Alguna anécdota con Luppi?Con Luppi nos hemos ido a tomar un par de vinos y compartimos media pizza porque a la otra pizza y media se la comió él. Es un tipo encantador, con el siempre tenes un tema de conversación y es muy afectuoso. Se lo ve muy sincero, no es un tipo que no busca quedar bien con la gente. Él dice lo que piensa y ahí es donde conectamos bastante. Estando con él, por ejemplo, tome la decisión de hacer una película. Fue clave. Me llamaban por teléfono y él me aconsejaba. “Decile que no”. Lo hacía y me volvían a llamar. “Otra vez deciles que no”, me decía. Hasta que me dijo que estaba bien, que arreglara. Fue como un guía, y desde lejos, cerré para filmar otra película.

¿Que aprendiste, en cambio, con un actor como Jorge Marrale en Vidas Robadas?
Jorge es un tipo totalmente desprejuiciado para trabajar y en eso es un ejemplo a seguir. No le tiene miedo al ridículo o al error, y entonces se equivoca poco. Al no tener miedo al error, te equivocas poco, vas y hacés. Cuando empecé a grabar Vidas robadas, un día le dije: “No sé muy bien qué estoy haciendo”. Y él me respondió que era lo mejor que me podía pasar porque estaba haciendo algo. Me sugirió que dejara que el personaje fuera por delante de mi persona y ese mismo día lo puse en práctica. Deje que el personaje llevara adelante la situación.

Te entregaste…
Sí, y recién ahí empecé a disfrutar de una manera increíble y a sentirme cómodo. Dejé de juzgar lo que hacía, dejé de tener prejuicios con el personaje. Y deje de temblar completamente, volviendo a lo que decía antes (se ríe), porque me empecé a divertir. Es fundamental saber escuchar. Me acuerdo que otro día, una compañera de trabajo, María Florentino, me dijo. “En cuanto le encuentres vulnerabilidad a Dante, vas a destrozar corazones”. También paso algo así finalmente y fue tan simple como poder escuchar, probar y sentirme cómodo… Por este tipo de cosas siento que esta novela cambió mi relación con la actuación, fue como un antes y un después: pude soltar, jugar, experimentar. Y reconfirmar que uno tiene que ir en busca de lo que quiere; olvidarse un poco de lo que van a decir porque siempre van a decir algo. No importa tanto eso, importa lo que te pasa, lo que sentís y como te llevas con lo que hacés.

¿Esa seria tu fórmula del éxito?
Supongo que tendría que ver con eso. El éxito es increíble. Realmente, de no creer. Igual que la felicidad, no sé. ¿Cómo podes ser feliz si miras a través de esa ventana y un niño del otro lado de la calle está en patas y tiene la mirada triste? ¿Cuán feliz puedo ser yo en este momento? Lo que puedo hacer en todo caso, es vivir lo más plenamente posible. Intentar ayudar en algo, colaborar en algo en la medida que se pueda y seguir. Mirá, nosotros venimos de un agujero y vamos habías otro, y en ese tránsito lo único que yo deseo es vivir lo más intensamente posible. Hace un tiempo escuché a un hijo decirle a su padre que estaba aburrido y el padre le contesto: “Es un buen momento para que te pongas a crear”. Eso es lo que yo empecé a hacer. Desde chico, en los momentos en los que me sentía aburrido, empezaba a crear. ¿Cómo lo hacía? A través del juego, imaginaba, siempre a través del juego y la imaginación. Eso es algo que todos podemos hacer. Es un entrenamiento, como todo, y si no lo ponés en práctica, el impulso se atrofia. Yo trato de nutrirme permanentemente. *


LA CALLE CORRIENTES, SORIANO Y LA MAGIA DEL CINE

Con el cine tengo una relación muy linda porque me abrió la puerta al trabajo de la mano de Héctor Olivera con Ay, Juancito, y después pude tener continuidad de trabajos en cine. Yo empecé a ver películas cuando era chico, pero recién en la adolescencia, cuando empecé a estudiar teatro y venia de Laferrere, donde vivía, pude hacerlo en la Capital. Me encantaba caminar por la avenida Corrientes y ver todas esas luces. Estudiaba teatro y creo que ya caminaba como actor, con ese andar. Todo aquello me abrió un mundo. Ya a los 20 años me vine a vivir solo y empecé a leer mucho, iba al teatro al cine, a los museos. El primer libro que leí y me quedo grabado a fuego fue Triste, solitario y final, de Osvaldo Soriano. También veía películas y recuerdo especialmente algunos trabajos de Al Pacino, Robert De Niro , Dustin Hoffman, Sean Pen y Gary Olman. Todavía me gusta ir al cine solo. Cuando había un hueco en la grabación de Vidas Robadas, si tenía tres horas, me iba a ver alguna película, me refugiaba en el cine.


Fuente: Revista Cinemania de Diciembre





El tránsito en la Capital cada vez está peor y las posibilidades de que cualquiera suframos un accidente son cada vez mayores.
Esta vez, el turno fue para Adrián Navarro, quien sufrió un terrible susto cuando mientras conducía su vehículo por la zona ya mencionada experimentó una colisión, llegando a lastimarse, el actor, uno de sus dientes. El resto fueron magullones.
Adrián Navarro (22 de febrero de 1969, Rosario) saltó a la fama durante el año 2006 por su participación en Montecristo, y durante el año 2008 interpretó al personaje "Dante Mansilla" en la serie Vidas Robadas. Durante 2004 fue protagonista de Ay, Juancito, película basada en el hermano de Eva Perón, Juan Duarte. Durante la mayor parte de su carrera interpreta a personajes fuertes.


Fuente: primiciasya.com

Publicada: viernes 28 de noviembre de 2008

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- ADRIAN NAVARRO – MÁS QUE DANTE EN FICCIÓN

Uno de los personajes más malvados que tuvo la novela, fue el de Adrián Navarro, él realizó el personaje de Dante Mansilla, nos relata como se siente con la novela, muy bien, me siento contento porque se llegó a un final, creo yo, esperado y me da felicidad haber participado de una ficción que compromete socialmente, me hace sentir que el lugar que ocupo en esta tierra, me da la posibilidad de contribuir con un granito de arena para tratar de resolver temas que se manejan con cierta impunidad.





Adrián fue uno de los presentes en el teatro Opera con quien compartimos el gran final, fue algo increíble apreciar como lo vivió, nos cuenta que sintió, fue muy impactante, jamás pensé que mi personaje Dante haya dado tanto, fue algo que me emocionó muchísimo y eso no me lo voy a olvidar jamás. Ya culminado el éxito de Vidas Robadas Adrián nos participa de lo que sigue, voy hacer una película y después descansaré, luego veré que voy hacer el próximo año. Adrián hizo un malo muy querido entre los espectadores y eso queremos reconocerle a este excelente actor.

Nota y Foto: Marcelo Rebossio

Fuente: marcelorebossio.blogspot.com

Publicada: sábado 15 de noviembre de 2008
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*Gracias!!! Mónica (flacu) por subirla a tu blog!!! y Clau por mandarla!!!!
visita a Mónica en su blog: monica-nuncaestristelaverdad.blogspot.com/
visita a Claudia en su flog: www.fotolog.com/dante_a_navarro
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- "Cupido": Navarro demora su firma y ya se piensa en Luis Ziembrowsky

Esta semana, Adrián Navarro debía firmar el contrato que lo llevaría a protagonizar la tira “Cupido” junto a Ana María Orozco (“Betty la fea”). Según allegados al equipo de abogados de Dori Media Group, el actor habría aducido dudas sobre la decisión de hacer un ciclo diario luego del cansancio que le dejó su participación en “Vidas robadas”.
La segunda versión aseguraría que el impacto que causó la presencia de Navarro en el teatro Opera durante la última emisión de la novela de Arana, habría disparado siete propuestas de trabajo.
Por lo tanto, el actor se habría ubicado en un lugar de privilegio para la toma de decisiones. Por el momento y ante la demora, el nombre de Luis Ziembrowsky estaría sonando fuerte en las oficinas de Dori Media. Este sería el posible reemplazo para asegurar la dupla de la nueva comedia que desembarcaría en América en los primeros meses de 2009.

Fuente: puroshow.com

Publicada: jueves 20 de noviembre de 2008

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*Gracias!!! Mónica (flacu) por subirla a tu blog!!! y Clau por mandarla!!!!
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ADRIAN NAVARRO
"DE PIBE ELEGI SER ACTOR PARA VIAJAR POR EL MUNDO Y TENER MUCHAS CHICAS "
BUSCAVIDAS: Fue vendedor ambulante, taxista, remisero, fotógrafo y vivió en Bariloche haciendo videos de egresados. Está casado con Florencia(35) y tiene dos hijos: Facundo(8) y Violeta(3).

Hace solo cuatro años pasó de ser mozo en un restaurante de Palermo a protagonizar a Juan Duarte en la película ¡Ay Juancito!.
Desde entonces decidió no aceptar más bolos televisivos y convertir a la actuación en su profesión. Luego de trabajar en Culpable de este amor, Doble vida y Montecristo, le llego la consagración con el malvado dante de Vidas robadas.La ovación y los gritos del público en el final de la telenovela de Telefe en el teatro Opera lo terminarn de señalar como galán del momento.

Baja del auto en jeans, remera negra sin mangas, pelo mojado y lentes oscuros. Abre la puerta de un maxikiosco, asoma medio cuerpo y dice: " No quiero una barrita de cereal de manzana, mejor una de chocolate ". Con eso basta: lo reconocen. Adrián Navarro(39) aparece y su alrededor lo nota. "¡ Es el actor! Quiero un autógrafo. Mi mujer muere por él ", dice un marido resignado ante la admiración que despierta.
En el papel de Dante Mansilla, se mostró en Vidas robadas como un villano que osciló en su ambigüedad, transitando todos los mátices existentes entre la crueldad más feroz y la ternura más pura. Raro abanico que produjo una atracción fuertemente perceptible entre el público femenino, al que conquistó. Sus fanáticas aullaron por él desde las plateas del teatro Opera en el episodio final de la telenovel. Ahora, para él, algunas tareas comunes de los seres ordinarios se tornan difíciles. Preguntar cómo llegar a una calle en un barrio desconocido o caminar por la vereda sin que antes le pidan un beso, una foto o un autógrafo, es imposible.
Hace calor en Buenos Aires. La sensación térmica asciende hasta superar las máximas registradas para el mes de noviembre. Gente es testigo de un fenómeno no climático que contribuyo a subir la temperatura: Adrián Navarro anda suelto por la calle. Curioso síntoma el que genera. Acaba de ser descubierto como galán y dice: " Todo llega y todo pasa. Necesito seguir con los pies sobre la tierra ".

-¿Dónde creciste, Navarro?-Hasta los siete años viví en La Matanza, en el Bario Oro Verde. Vengo de una familia de laburantes. Soy el hijo mayor de una mamá ama de casa y de una papá chofer de larga distancia. Tengo dos hermanos: el menor tiene 20 años y mi hermana, 32.

-¿Qué recuerdo tenés de esa edad?
-Mi papá coleccionaba la revista El Gráfico. En caasa tenía muchas. Creo que tendría 6 años cuando las agarré y salí a venderlas por el barrio. Le vendí a Don Bruno, el almacenero, a Omar, el carnicero, los recuerdo perfectamentente. Cuando mi viejo llegó de viaje y vió que faltaban, me hizo recorrer todos los lugares para devolver el dinero y recuperar las revistas.

-¿Cuándo fue la primera vez que ganaste dinero y no debiste devolverlo?
-Siempre fui busca. A los 16 vivía en Laferrere y cortaba el pasto de los vecinos por chirolas. Luego fui vendedor ambulante de ositos de peluche en un semáforo en San Miguel.

-¿El galán vendiendo ositos de peluche? Si ahora voy con vos a una esquina me hago mollonaria...
-¡Ja, ja! Un amigo siempre me dice: " Le ponemos tu cara a un osito de peluche y salimos a venderlo ".

-¿Le pondrías tu cara a un osito?
-No, no. De ninguna manera. En realidad, mi cara no la pondría nunca. Pongo el hombro. Poner el hombro hace que las cosas funcionen mejor.

-¿Cómo te convertiste en actor?-Empecé a estudiar teatro a los 14 años. Ya entonces me generaba un hormigueo especial en el cuerpo.
Claramente, fue muy fuerte el placer de preparar una escena, actuar, estar arriba del escenario. Como a todo pibe, se me ocurrió ser actor para viajar por el mundo y tener muchas chicas.

-¿Cuándo pasó a ser una profesión?
-A los 34, con ¡Ay Juancito! Cuando pude pagar la luz, el gas y la comida. Antes había hecho bolos por todos lados, y vi plata por primera vez con la obra La pecera, con la que viajé a España.

-¿Y hasta esa edad de qué viviste?
-Fui taxista, remisero, mozo y fotógrafo.Con un amigo, les sacábamos fotos a los chicos de la calesita del parque Centenario. Compramos un solo lente y ni sabíamos cómo poner el rollo. Las vendíamos a doce pesos. No voy a decir que viví de la fotografía porque no es cierto, pero vendí muchas fotos.

-¿Todavía estabas en la casa de tus viejos?
-No. A los 19 años me fui a Bariloche detrás de una chica, de una ilusión. Iba tras lo que se me ocurría. En realidad estaba buscando mi vida: la chica sumó otra excusa. Estudiaba Arquitectura sin desearlo y ya estaba necesitando lo que hoy tengo.

-¿Cómo es tu vida hoy?-La que soñé. Hago lo que quiero, trabajo de lo que amo y tengo la familia que siempre deseé. Estoy en pareja desde hace diez años con Flor(35) y tengo dos hijos Facundo(8) y Violeta(3); tal vez tendría mas hijos.

-¿Cuándo echaste raíces? ¿Con el encuentro con tu mujer?
-Sin dudas. Mi familia tiene mucho que ver. Ha sido mi apoyo, siempre. Un día llegue a mi casa y le dije a Flor: " Voy a renunciar al trabajo. Quiero ser actor, y si a los 35 no estoy trabajando de esto como debe ser, vemos que hacemos ". Era mozo en El Social Paraiso, en Palermo, y a los tres meses me eligieron para ¡Ay Juancito!

-¿Cómo lo conseguiste?-En una primera entrevista no entusiasmé nada a Héctor Olivera, el director. Con una foto de Juan Duarte me fui a una peluquería, me corté el pelo, me saqué la barba , me dejé el bigote finito y encaré la vida así. Calcé zapatos y anduve de traje prestado veinte días, preparando el personaje. Fui un ganador: a hacer la película, no el casting. Hice las diez escenas y salí con fiebre, pero llegué a casa convencido de que era para mí.

-¿Y cómo saltaste de ¡Ay Juancito! al galán por el que las adolescentes enloquecen?-Decidí no hacer mas bolos. Si me llamaban para menos de 20 capítulos , mi respuesta era " no ". El primer personaje con continuidad que hice fue en Culpable de este amor. Luego llegó Doble vida, Montecristo y Vidas robadas.

¿Te sorprendió la reacción del público en el Opera?-Sí. El resultado es acumulativo, no es sólo este personaje.Vidas robadas terminó de mostrarme como actor, pero vengo sumando desde hace tiempo. Siempre puse el hombro al laburo y todo esto es un reconocimiento a tanto trabajo.

-¿Vas a protagonizar el año que viene en telefe?-Espero que sí.

-¿Pesa el título de galan?
-No voy a renegar de él. Me divierte que digan que soy el nuevo galán. Para mí significa que voy a seguir trabajando, con trabajo estoy contento.

ADEMAS, AUTOR: Tituló Israel al cuento que escribió durante un viaje a Biejing. " Estuve seis dias pensando situaciones con cuadernito en mano; el texto salió sin tachaduras. Escribo habitualmente y lo hago sin intención de publicar. Esta es una historia de amor que transcurre en un contexto trágico ", dice. Del cuento surgió un guión de cine que escribio junto a Marcelo Figueras (Plata quemada, Kamchatka), que lleva por nombre acuario y que desea filmar.


*Gracias Claudia que se tomo el laburo de copiarla entera!!! : )

http://www.fotolog.com/dante_a_navarro/43229056



Fuente: gente.com.ar/

Publicada: sábado 15 de noviembre de 2008
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